Review: «Better Call Saul» Temporada 2 – Episodio 10 (Final de temporada)

«Klick»

Con el sencillo sonido del botón de una grabadora termina todo. O mejor dicho comienza, porque el estilo de «Better Call Saul» y su condición de precuela convierte sus finales de temporada en el inicio de nuevos acontecimientos, más que en una conclusión propiamente dicha de estos.

El mismísimo Vince Gilligan hace los honores y se encarga de dirigir este final de temporada sin apenas artificios y con el mismo estilo tranquilo y pausado, en absoluta coherencia con el tono constante del relato en los nueve episodios precedentes. A simple vista puede parecer que la trama se estanca y que es reiterativa en el retrato de sus personajes, pero es en los pequeños matices donde se aprecia la enorme magnitud y la milimétrica precisión con la que dichos personajes son puestos bajo el microscopio.

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Por todo ello puede parecer de manera superficial que el cold opening de esta season finale cuenta lo mismo que el de «Rebecca» o que en caliente, parezca que la temporada termina exáctamente igual que la primera cuando en realidad ambas importantísimas secuencias muestran de manera extraordinariamente sutil y evolucionada los pormenores de la relación entre los hermanos protagonistas. Si en «Rebecca» se mostraba por primera vez y de manera clara el componente de envidia que explica en parte el comportamiento de Chuck hacia Jimmy, la escena del hospital va varios pasos más allá y se convierte por su gravedad y dureza en la gota que colma el vaso. La envidia y rabia producida ante la evidencia de que su desastroso hermano es más querido y apreciado que él a pesar de sus esfuerzos por ser una persona perfecta adquiere una nueva dimensión con las últimas palabras de su madre y ayudan a que comprendamos mucho mejor a Chuck y, hasta cierto punto, justifiquemos su comportamiento.

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De la misma manera, la traición final de Chuck tiene bastantes connotaciones distintas a la de la primera temporada. Principalmente porque cegado de rabia, Chuck acaba traicionándose más a sí mismo. Sin quererlo, Chuck se ha convertido en el protagonista del chiste de abogados definitivo: Llegados a un punto, todos son igual de rastreros y embaucadores (o más) que Jimmy. De manera similar a Kim, pero multiplicado por mil, cuando el ego y el beneficio personal entran en juego, las vergüenzas de ambos personajes quedan completamente al descubierto. Ese es sin duda el gran logro de «Better Call Saul», una serie puramente de personajes en la que pasamos de comprender y justificar las acciones de cada uno de ellos a descubrir otras absolutamente censurables. Un juego constante de luces y sombras sobre un grupo de personajes tan imperfectos como extraordinariamente humanos. En un show con tales características la aportación de los actores adquiere un enorme peso y a las maravillosas interpretaciones de Bob Odenkirk, Michael McKean y Jonathan Banks, se une la gran revelación de Rhea Seehorn gracias a la importancia y el desarrollo de su personaje a lo largo de toda la temporada. No sería nada extraña la presencia de los cuatro intérpretes en la próxima temporada de premios.

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Más allá de todo ello, la season finale deja como detalles dos escenas particularmente memorables como la agobiante experiencia de Chuck en el hospital con ese claustrofóbico encuadre de cámara y la tensísima secuencia del desierto que recupera al Gilligan más reconocible, aparte de dejarnos comprobar el acabado final del spot televisivo de Jimmy y su creatividad a la hora de crear slogans pegadizos (Gimme Jimmy!).

También de manera fiel al desarrollo de toda la temporada, la vibrante trama de Mike avanza de manera independiente a la de Jimmy. El póster oficial de esta segunda entrega es el resumen y la perfecta metáfora de lo vivido por ambos a lo largo de estos diez episodios, con Jimmy abrumado ante el desnivel de la cuesta arriba que ha intentado afrontar y Mike en segundo plano y cuesta abajo, desembocando igualmente en un punto y seguido con imprevisible giro incluido. ¿Es casualidad que Nacho impida a Mike tener un disparo claro?, ¿Ha anticipado el siguiente movimiento de Mike y ha enviado a alguien de su confianza para advertirle y evitarlo?, ¿Ha sido Lawson, el traficante de armas? Múltiples teorias y especulaciones que me surgieron durante el episodio, todas ellas erroneas ante una evidencia mucho más clara: Gustavo Fring y su organización irrumpen a lo grande en «Better Call Saul». Si os queda alguna duda, coger las primeras letras del título de cada episodio de la temporada y comprobaréis que la causa por la que la season finale se titula «Klick» y no «Click» no es otra que obtener la letra que faltaba para la frase «Fring is back». Un juego muy del gusto de Vince Gilligan que repite después de encriptar el nombre del vuelo accidentado en los títulos de cada episodio de la segunda temporada de «Breaking Bad».

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La entrada en escena del impertubable narcotraficante será sin duda uno de los muchísimos alicientes para la tercera temporada de una serie que ha vuelto a constatar la eliminación de cualquier rastro de esas intenciones iniciales de realizar un spin-off ligero y humorístico. «Better Call Saul» ha crecido para convertirse en un monumental drama cuyo pausado desarrollo invita a vislumbrar un plan a muy largo plazo y muchas posibilidades de acabar mirando a su hermana mayor de igual a igual. Aquí estaremos puntuales a la cita para comentarlo.

Puedes seguir «Better Call Saul» Temporada 2 en Canal + Series y Yomvi.

Imágenes: AMC

@reyesdelmando Los Reyes del Mando
@Oscar_DLC Oscar De La Cruz

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