Crítica: «15:17 Tren a París»

El Salón de los Héroes de Clint

En sus últimos proyectos, la carrera de Clint Eastwood ha experimentado una tendencia progresiva hacia un minimalismo narrativo que alcanza sus cotas más notables en su nueva película.

El que probablemente es el último gran cineasta clásico americano, antepone el realismo sobre el virtuosismo en un film que tiene una clara vocación de fidedigna recreación experimental, situada a una distancia equidistante entre la ficción y el documental. A esto contribuye de manera decisiva la decisión de otorgar los tres papeles principales a los auténticos protagonistas de la historia sin ninguna experiencia previa en la interpretación, un hecho que termina de subrayar la intención de la película y de sus creadores de homenajear y ensalzar la figura de estos jóvenes héroes americanos como el más prioritario de los objetivos.

Eastwood cierra (por el momento) su trilogía sobre el heroismo con su aproximación al tema más simplista, directa, explícita y bastante desprovista de la complejidad y esos matices que hacían tan sumamente interesantes sus dos anteriores films. Si en «El Francotirador» el entorno de la guerra ponía en entredicho y podía generar un debate moral sobre la probada eficacia como soldado de su protagonista y en «Sully» el héroe llegaba a dudar por momentos de la corrección de sus actos, en «15:17 Tren a París» los tres jóvenes acceden al panteón particular de americanos ejemplares del cineasta sin ningún atisbo de duda o reserva. Está claro que Eastwood tampoco dudaba sobre el heroismo de Chris Kyle y Chesley Sullenberger, pero lo minucioso de ambos retratos aportaban interesantes matices, sobre todo a los ojos más escépticos y menos mediatizados del espectador no estadounidense.

La estructura de la película se divide en tres actos claramente diferenciados. La recreación de la infancia de los protagonistas y la crónica de su viaje por Europa sirven de antesala para el escalofriantemente realista y tenso clímax y como concisa narración de como se forjan los héroes. Sobre todo concisa, ya que Eastwood consigue condensar el relato en hora y media clavada, convirtiendo su trigésimo novena película como director en la más corta de toda su carrera, pero es en esa manera tan hollywoodiense de cerrar el círculo narrativo y dar una explicación a todo donde sus detractores encontrarán atisbos de ese patriotismo rancio que suelen usar como munición en su contra.

No hay ninguna duda de que la actuación de los tres jóvenes evitó de manera casi milagrosa una masacre de proporciones catastróficas, pero atribuir al destino acciones que tienen más que ver con el azar o la casualidad puede no ser plato de buen gusto para todos. Lo que vuelve a quedar de manifiesto es la absoluta convicción de Eastwood en unos valores muy determinados y en la absoluta necesidad de este tipo de héroes como símbolos y ejemplos a seguir para conseguir una sociedad mejor y que pocos autores pueden reflejarlo en una pantalla de manera tan genuina como el maestro, incluso a través de una de sus obras menores.

«15:17 Tren a París» se estrena en España el 9 de Febrero.

@reyesdelmando Los Reyes del Mando
@Oscar_DLC Oscar De La Cruz

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