Crítica: «Gorrión Rojo»

Ejemplo de estrella.

Consciente de que todo es efímero y mucho más en Hollywood, el caso de Jennifer Lawrence puede servir de perfecto ejemplo para futuras estrellas del celuloide a la hora de gestionar una carrera, aprovechar el punto álgido de la fama y prolongar al máximo su duración.

Después de anunciar un necesario año sábatico trás un ritmo de trabajo frenético, basta un breve vistazo atrás para comprobar como la joven estrella ha conseguido diseñarse una trayectoria impecable que la ha llevado a ser la actriz mejor pagada del mundo a base de combinar de manera equilibrada películas destinadas a conseguir nominaciones y premios, franquicias supertaquilleras o directamente proyectos perfectamente confeccionados a medida para su lucimiento. «Gorrión Rojo» entraría de lleno en esta última categoría.

Absolutamente toda la producción está diseñada al servicio de J-Law, empezando por la elección de un director avalado por sus anteriores trabajos junto a la actriz en la saga «Los Juegos del Hambre». Francis Lawrence aborda con suficiente oficio la labor de aportar estilo y elegancia a este thriller de espionaje de corte clásico, sin descuidar el objetivo de hacer lucir a su estrella y sus diferentes estilismos y abundantes cambios de look. Por suerte, Jennifer Lawrence aporta como siempre bastante más y consigue sacarle el jugo a un personaje no exento de matices desafiantes para cualquier actriz.

Basada en la novela homónima del ex-agente de la C.I.A. Jason Matthews, «Gorrión Rojo» narra a través de un amplio arco temporal, que justifica en parte su extenso metraje, el abrupto paso de niña a mujer de una joven soviética cuyas circunstacias vitales la conducen de manera prácticamente inevitable a convertirse en una moderna Mata Hari. Es precisamente en su primer tercio donde la película muestra sus mejores bazas para destacarse ligeramente del resto de ejemplos más comerciales del género, exhibiendo un puntito de sordidez (especialmente en todo lo que se refiere al periodo de aprendizaje de la protagonista y en cada interacción con su tío) que precede a una trama de espionaje algo más rutinaria.

Un crítico catalogó la película como «novela de aeropuerto» y no puedo estar más de acuerdo con la atinadísima comparación. No hay un solo aspecto de «Gorrión Rojo» que no desprenda oficio y corrección, de la misma manera que no se puede destacar nada especialmente nuevo o memorable en ella. Es tan completamente satisfactoria a nivel de entretenimiento como inmediatamente olvidable minutos después de poner el pie fuera de la sala.

Una correctísima muestra del género de espionaje internacional de estética equilibrada entre lo glamouroso y lo lúgubre, con ajustados momentos de tensión y violencia y los habituales giros de guión, cuyo aporte más lujoso es sin duda un espectacular reparto en el que incluso el personaje más testimonial está interpretado por auténticos monstruos de la interpretación. Desde Joel Edgerton en uno de los momentos más carismáticos de su carrera, pasando por la gigantesca presencia de Jeremy Irons, Charlotte Rampling o Ciarán Hinds, el talentazo de Mary-Louise Parker y Joely Richardson y un Matthias Schoenaerts especialmente oscuro y poderoso.

Seguramente otros nombres previamente asociados al proyecto como Darren Aronofsky o David Fincher hubiesen llevado la obra original a territorios diferentes, pero eso nunca lo sabremos. Lo que sí está claro es que «Gorrión Rojo» es otro nuevo ejemplo de producto avalado por la presencia de una de esas estrellas que siempre suele compensar con satisfacción el precio de una entrada de cine.

«Gorrión Rojo» se estrena en España el 2 de Marzo.

@reyesdelmando Los Reyes del Mando
@Oscar_DLC Oscar De La Cruz

3 comentarios en “Crítica: «Gorrión Rojo»

  1. La verdad es que yo salí del cine con una buena sensación. Lo que comentas, una peli de espías de libro, correcta y con muy buenas actuaciones; no tiene nada que sorprenda, pero cumple el objetivo de entretener.

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