Crítica: «Un Lugar Tranquilo»

Poco ruido y muchas nueces.

Si hay un género cinematográfico que ha padecido en las últimas décadas el estancamiento causado por la explosión de la burbuja creativa de finales de los noventa, ese ha sido sin duda el de terror. Consciente de que poco o nada queda sin inventar dentro de su ámbito, uno de los géneros que se ha caracterizado siempre por el fiel respaldo de numerosos e irreductibles fans ha tenido que limitarse en los últimos tiempos a homenajear fórmulas o, en los mejores casos, utilizar una estructura propia del género para ocultar su auténtico mensaje.

Las muestras de cine de terror mejor valoradas de los últimos años, desde «Babadook» a «Madre!» pasando por «It Follows», «La Bruja», «Crudo» o «Déjame Salir», han seguido unas pautas similares, utilizando de manera habilidosa el género para disfrazar potentes metáforas sobre la humanidad y todo lo que la rodea. Ahora llega a nuestras pantallas «Un Lugar Tranquilo» avalada por unas maravillosas críticas que no dudan en calificarla como la película de terror de 2018 con dos tercios de año todavía por delante para romper con la pauta y regresar a la esencia.

Es cierto que la misma premisa del film coquetea en momentos puntuales con la metáfora sobre la falta de comunicación, pero no es su mensaje principal. Detrás de una apariencia minimalista, casi de cine experimental, el film de John Krasinski propone al espectador una intensísima experiencia sensorial apostándolo todo al menos es más que envuelve a la perfección el verdadero nucleo principal de la película: un ejemplar y poténtisimo drama de personajes.

A nivel formal, «Un Lugar Tranquilo» cumple a la perfección en todos los aspectos que pueden exigirse a una cinta de género. La narrativa se contagia también del absoluto minimalismo que impregna todo el proyecto y consigue situar con el mínimo de información la trama, mientras que la naturaleza constante, implacable y definitiva de la amenaza se basta de sobra para la creación de una atmósfera insoportablemente tensa desde el brutal prólogo hasta el último segundo, en un relato directo y en constante «crescendo» que hace difícil distinguir a que altura de la película comienza el clímax.

Los mecanismos de género son tan impecables como sencillos, pero lo que eleva la experiencia y la acerca a la excelencia está generada por pura empatía. No es un slasher en el que el espectador se imagina como actuaría mientras los personajes caen uno trás otro debido a decisiones torpes o estúpidas. Se agradece comprobar una producción de este género en el que los protagonistas toman decisiones lógicas e inteligentes y los riesgos que toman provienen de la pura supervivencia y de no resignarse para conseguir vivir una auténtica vida. El film consigue que aprecies a la familia Abbott, que los comprendas, los quieras y que realmente sufras por ellos, gracias en gran medida a las gigantescas interpretaciones del limitado reparto.

A estas alturas no es ninguna sorpresa la calidad de Emily Blunt como intérprete. Tanto la actriz como su pareja en la vida real y también director del film, abrazan el caramelo envenenado de afrontar una labor basada casi íntegramente en la gestualidad y el juego de miradas y realizan una milimétrica interpretación con la que dicen todo con muy poco.

El tiempo la situará en su sitio, pero sin inventar absolutamente nada nuevo y original ni jugársela a la baza del final sorprendente, «Un Lugar Tranquilo» deja sensaciones de film redondo y de clásico instantáneo dentro de su género. De las que nos muestran que construir buenas historias realmente bien contadas es mucho más importante que sorprender.

«Un Lugar Tranquilo» se estrena en España el 20 de Abril.

@reyesdelmando Los Reyes del Mando
@Oscar_DLC Oscar De La Cruz

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