Crítica: «Sicario: El Día del Soldado»

Código de honor

Admito que fui uno de los que recibió con bastante escepticismo el anuncio del proyecto de esta secuela. La magnífica «Sicario», dirigida por Denis Villeneuve y estrenada el pasado año 2015, no es de esas películas que a priori demande una extensión o fácilmente «secuelizable», por la sensación que deja de obra de autor absolutamente redonda y por encontrarse todavía en ese pequeño limbo en el que no ha pasado el tiempo suficiente para su confirmación como clásico incontestable dentro del género.

Todo esto visto desde un prisma puramente personal, sumado a la voluntad de utilizar la secuela para profundizar en la personalidad de un personaje cuyo toque de misterio era indispensable para su excelente funcionamiento narrativo como era el interpretado por Benicio Del Toro, contribuyeron a crearme una actitud precavida y repleta de prejuicios ante esta continuación. Por suerte, algunas veces Hollywood se reserva agradables sorpresas.

Contando con Taylor Sheridan de nuevo a cargo del guión, «El Día del Soldado» se enfrenta con inteligencia a la dificultad que supone de inicio no contar con el trío formado por el director Denis Villeneuve, el músico Jóhan Jóhannsson y el director de fotografía Roger Deakins, tres profesionales cuya labor conjunta actuaba como cimiento para edificar la esencia de la película, sobre todo a la hora de crear esa atmósfera tensa, desasosegante y casi pesadillesca que acababa convirtiéndose en su principal valor artístico y narrativo.

La elección de Stefano Sollima, responsable de «Suburra» y la serie televisiva «Gomorra», es el primero de los grandes aciertos. En su primera experiencia hollywoodiense, el realizador italiano da rienda suelta a un estilo estético personal que encaja a la perfección con su predecesora sin tener que pasar por el forzado trámite de la copia de elementos visuales. Sollima no es Villeneuve ni se le parece, de la misma manera que Hildur Guonadóttir no es Johannsson (a pesar de haber trabajado junto a él en la partitura de la primera entrega) ni Dariusz Wolski es Deakins, aunque ambos sean dos de los grandes maestros en activo en la actualidad, sin embargo los tres consiguen hacernos regresar a un universo familiar y reconocible sin hacer concesiones y sin renunciar a sus estilos.

Sollima deja un buen número de estilizadísimos planos para hacernos volver a ese terrorífico submundo detrás de las bambalinas, los informativos y la política «pública» en el que la guerra contra el crimen se revela más sucia que nunca. Un universo gobernado por la ausencia total de escrúpulos y reglas morales y el uso de la violencia más cruda y estremecedora y el terror como principales herramientas.

Si en la primera entrega el personaje interpretado por Emily Blunt actuaba como enlace con el espectador y nos hacía experimentar a través de ella la caída del telón ante sus ojos que mostraba el verdadero aspecto de la lucha contra el crimen, «El Día del Soldado» prescinde de ese elemento de identificación y empatía para centrar el foco en el agente de C.I.A. Matt Graver y el misterioso Alejandro. Tanto Del Toro como el últimamente omnipresente Josh Brolin están absolutamente enormes retomando dos de los papeles destinados a convertirse en puntos álgidos de sus respectivas carreras. Especialmente creíbles a la hora de interpretar personajes duros como el pedernal, tiran de presencia arrolladora para devorar cada fotograma en el que aparecen.

Otro de los grandes aciertos del film reside en huir de los estereotipos y destacarse de la tendencia y el aluvión de historias sobre narcotráfico en la actualidad (gracias en buena parte al éxito de «Narcos») aportando buenas dosis de novedad al típico y tópico relato de narcotráfico en la frontera México-USA. Como toda empresa en este mundo capitalista, los cárteles evolucionan y se adaptan a un nuevo mercado en el que la introducción furtiva en territorio americano de personas (entre ellas terroristas islámicos) genera aún más beneficio económico que la propia cocaina. Trás una desastrosa operación de respuesta por parte del gobierno americano, nuestros dos protagonistas se verán ante una encrucijada moral y personal que cuestionará sus acciones.

Aunque a última hora se decidió titular el film «Sicario: El Día del Soldado», el nombre originario del proyecto era «Soldado» a secas, un título mucho más acertado ya que el mismo nucleo del film trata sobre la dicotomía entre estas dos palabras («sicario» y «soldado») que, desprovistas de las connotaciones puramente lingüísticas terminan significando prácticamente lo mismo a efectos prácticos. Dos denominaciones que se diluyen y confunden entre ellas salvo por una pequeña y sutil diferencia: el código de honor entre soldados que a la postre representa el último y minúsculo atisbo de humanidad en toda guerra.

La película ilustra a la perfección a este concepto y se agarra a él de manera magistral para aportar el toque humano y emocional que todo relato necesita, de manera mucho más rotunda si cabe a través de unos personajes que nos habían sido presentados como cínicos brazos ejecutores desprovistos de sentimientos más allá de la venganza.

Resulta algo chocante que su impactante y soberbio primer tercio oculte una trama tan sencilla, directa y poco enrevesada como la que se desarrolla a posteriori en clave de western, pero «El Día del Soldado» logra, no solo destrozar cualquier tipo de prejuicio y ser por derecho propio una de las secuelas más atinadas e inteligentes de los últimos años, si no que gracias a una pequeña subtrama hábilmente introducida y su perfecto final, abre de par en par las puertas a lo que puede acabar siendo una de las trilógias de referencia dentro de la historia de su género.

«Sicario: El Día del Soldado» se estrena en España el 29 de Junio.

@reyesdelmando Los Reyes del Mando
@Oscar_DLC Oscar De La Cruz

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