Crítica: «Spider-Man: Un Nuevo Universo»

El héroe de tinta y papel

Si contar con la propiedad de los derechos de Spider-Man para su explotación cinematográfica supone un gran poder en manos de Sony, la enorme responsabilidad que conlleva reside sin duda en el ingenio a la hora de gestionar el filón para no agotarlo antes de tiempo o caer en la saturación dentro de un género ya de por sí bastante saturado.

Una trilogía y un reboot en dos partes demasiado tempranero, seguidos del acuerdo con Marvel para integrar al héroe dentro de su megafranquicia y el spin-off centrado en la figura de uno de sus enemigos más populares, dejan un balance de siete largometrajes ambientados en el universo arácnido en un periodo de 16 años, sin contar con la participación del personaje en «Capitán América: Civil War» y «Vengadores: Infinity War». Por este motivo, el anuncio de un nuevo proyecto sobre el trepamuros, enmarcado esta vez en el ámbito del cine de animación, prometía aportar cuanto menos una visión diferente y refrescante a la hora de continuar exprimiendo la marca.

Lo mejor de «Spider-Man: Un Nuevo Universo» reside en que, lejos de conformarse con cubrir el expediente, es tremendamente ambiciosa y se atreve a ir muchos pasos más allá. En una época en la que se juega demasiado sobre seguro, que una producción de este calibre se presente con estas ganas de forzar los límites de su género y el propio medio cinematográfico es de por sí todo un logro.

Aunque únicamente producen, la película lleva el sello inconfundible que Lord y Miller imprimieron en «La LegoPelícula» en cuanto a poderío visual y ese ritmo absolutamente endiablado. Algo que contribuye en gran medida a su efectividad como un megaespectáculo de acción que en ningún caso resulta vacío, ya que trás su abrumador impacto sensorial consigue volar realmente alto, tanto en el aspecto narrativo como en el emocional.

Técnicamente es una auténtica salvajada y no sería muy descabellado catalogar a «Un Nuevo Universo» como una película de superhéroes experimental. Toma las técnicas y los recursos lingüísticos del cine de animación por ordenador, de la animación tradicional y del cómic y los entremezcla y juega con ellos hasta límites nunca vistos, utilizando el procedimiento de retocar a posteriori cada fotograma generado digitalmente de manera artesanal y consiguiendo un juego de texturas e iluminación rompedor y tremendamente atractivo. Mientras el cine de animación contemporáneo tiende a acercarse cada vez más al fotorrealismo, aquí se busca todo lo contrario.

Este método se une a elecciones como «filmar» la película a 12 fotogramas por segundo en lugar de 24 (esto produce una leve impresión de movimiento «trompicado» que hace necesario un breve periodo de tiempo para que el ojo se acostumbre) para que cada cuadro de metraje por sí mismo componga una viñeta perfecta o sustituir el desenfoque por un efecto que imita al error de impresión producido por el desajuste de las planchas que podíamos encontrar en muchos tebeos pobremente editados. Unos villanos totalmente distorsionados físicamente hasta rozar lo grotesco, una paleta de colores muy evocadora y rotundamente «pop» y un sentido de la aventura y la diversión ejemplares, convierten a la experiencia en toda una declaración de genuino amor al cómic de la vieja escuela que no solo se queda ahí, sino que se extiende al personaje, al icono y el mito.

También es majestuosa la fluidez y naturalidad con la que abarca absolutamente todo lo que debe ser una peli de superhéroes. Bajo su estructura clásica del viaje del héroe, «Spider-Man: Un Nuevo Universo» es una cinta de acción entretenidísima y una comedia genuinamente divertida que presenta en sociedad a través de la gran pantalla a Miles Morales como un Hombre-Araña novedoso y ajustado a los nuevos tiempos. Un joven estudiante con mezcla racial afroamericana y latina que comparte desarrollo, conflicto interno y familiar y en definitiva la misma esencia con el héroe adolescente más icónico de la cultura popular. Su premisa argumental tan marciana ofrece barra libre a los creadores para convertir también la película en todo un recorrido del mito en todas sus representaciones a lo largo de la historia. Desde su equivalente femenino más moderno a su reinterpretación bajo el prisma del manga japonés, pasando por su parodia «cartoon» y su versión de novela negra hasta desembocar en una cesión de testigo por parte del héroe en su figura más canónica, que es donde el film se reserva sus mejores cartas al componer una relación discípulo-mentor entre Morales y Peter Parker rotundamente compacta y realmente emotiva.

Cuando se anunció el proyecto, pocos podían imaginar que esta entrega animada de la franquicia arácnida se convertiría en la mejor película de superhéroes del año y mucho menos que con ella Sony se sentaría a la misma mesa de Pixar o Illumination o incluso disputarle el Oscar a la mejor película de animación a la mismísima Disney y a esa otra joya llamada «Ralph Rompe Internet», pero es un hecho. Probablemente «Spider-Man: Un Nuevo Universo» sea lo más parecido que se ha hecho jamás a un cómic en movimiento y deja a las adaptaciones de acción real a la altura de eso mismo, simples adaptaciones. Hay héroes que no están hechos de carne y hueso sino de tinta y papel.

«Spider-Man: Un Nuevo Universo» se estrena en España el 21 de Diciembre.

@reyesdelmando Los Reyes del Mando
@Oscar_DLC Oscar De La Cruz

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