Crítica: «Dumbo»

El circo de Tim Burton

«Dumbo» no es solo uno de los clásicos eternos e incontestables de Disney y por extensión de la Historia del cine de animación, sino que en su día actúo como salvador del estudio y apagafuegos de la primera crisis seria del estudio. Trás el severo descalabro financiero de la ambiciosa «Fantasía», Disney reaccionó de manera inmediata con el estreno en el año 1941 de una película mucho más modesta a nivel presupuestario y bastante más sencilla en lo artístico, tomando como base el libro infantil escrito por Helen Aberson e ilustrado por Harold Pear que relataba las andanzas del adorable bebé elefante dotado con la capacidad de volar gracias a unas orejas cuyas dimensiones son motivo de las más crueles burlas.

Una película sencilla que a día de hoy continúa siendo el largometraje más corto en la trayectoria del estudio (64 minutos) y que se convirtió en un rotundo éxito de taquilla.

78 después, «Dumbo» regresa a la gran pantalla en pleno aluvión de revisitaciones de los clásicos Disney que actualmente permite la mezcla de acción real con la animación por ordenador, de la mano de de uno de los hombres de confianza de la casa. Al igual que ocurrió con la nueva versión de «Alicia en el País de las Maravillas», no sorprendió en absoluto a nadie la elección de Tim Burton para encargarse de este «Dumbo» para las nuevas generaciones. La historia de una criatura de buen corazón y capacidades extraordinarias pero marginada por ser diferente es una de las obsesiones principales y más recurrentes en la filmografía del director, por lo que es difícil imaginar a priori a alguien más adecuado para la tarea.

Lo más gratamente sorprendente del nuevo «Dumbo» es la intención de destacarse de manera ostensible del film original y tratar de ofrecer una historia y una visión completamente novedosa. Al igual que la nueva «Alicia» se reinventaba en forma de secuela de la original, el matrimonio Disney-Burton parte de la esencia y la iconografía del clásico para proponer algo fresco, en lugar de traducir el clásico escena por escena a las nuevas técnicas cinematográficas de la época actual. En esta ocasión el guión de Ehren Kruger arrebata a los animales la capacidad de hablar y cuenta la historia desde el punto de vista de los humanos, además de añadir un contexto histórico más marcado y otorgar el protagonismo a una familia en la que centralizar todos los mensajes que a Disney le interesa remarcar en los tiempos que vivimos. La importancia de la familia, el empoderamiento femenino a través de la ciencia y el conocimiento o el mal encarnado por el despiadado e inhumano rodillo empresarial y económico, se desarrollan en paralelo con el relato de la historia ya conocida y desemboca en un clímax de acción y aventura, ajustándose como un guante a la plantilla de todo blockbuster actual.

Aunque pueda aparentar que es un batiburrillo de temas y subtramas excesivo, al estar esbozados de manera más bien sencilla y no profundizar demasiado en ellas, la narración no se resiente demasiado ni se aleja de la historia principal avanzando a buen ritmo. Nunca deja de ser entretenida y contiene dentro de sí todo lo que identifica al Tim Burton contemporáneo, con sus virtudes y sus defectos. Quizá su mayor inconveniente es que retrata a un Burton en progresión descendente y con el piloto automático puesto en cuanto a la capacidad para resultar poderoso a nivel emocional, ya que a pesar de todos los medios disponibles sale perdiendo en la comparación con la película original. Quizá todavía esté por llegar ese proyecto que le permita alcanzar de nuevo picos de pura emoción que recuerden al director de «Eduardo Manostijeras», «Big Fish» o «Ed Wood».

El envoltorio audiovisual es, por descontado, espectacularmente bello, embriagador, reconocible y asociado a la figura de uno de los creadores de mundos más dotados y personales de la historia del cine. Juega a su favor el utilizar prácticamente dos únicos escenarios que dividen el film en dos actos bien diferenciados y el hecho que dichos escenarios sean dos circos. «Dumbo» no abandona un ambiente circense poderosamente rico y evocador en ningún momento y vuela alto en el juego de contrastes entre el modesto circo ambulante en horas bajas donde se produce el nacimiento del bebé elefante y el megaparque temático espectacular y sobredimensionado que regenta el personaje interpretado por Michael Keaton.

Ahí es donde Burton disfruta y se maneja a las mil maravillas, apoyándose una vez más en su quinta colaboración con el diseñador de producción Rick Heinrichs, el fastuoso vestuario de Colleen Atwood, recuperando la colaboración con su eterno Danny Elfman después de no poder contar con él en «El Hogar de Miss Peregrine» y rodeándose de un elenco de intérpretes en el que reune a prácticamente todas las principales musas de su filmografía, a excepción de Johnny Depp.

Es realmente una delicia ver reunidos de nuevo en pantalla a los siempre estupendos Michael Keaton y Danny DeVito con el añadido de Eva Green, Alan Arkin y la incorporación de un correctísimo Colin Farrell porque «Dumbo» es ante todo una invitación al circo de  Tim Burton convenientemente limitado por Disney (es inevitable pensar que con las riendas sueltas hubiésemos visto un circo algo más lúgubre y unos payasos mucho más terroríficos). Un circo de múltiples pistas en el que todo fan del Universo Burtoniano se sentirá como en casa.

«Dumbo» se estrena en España el 29 de Marzo.

@reyesdelmando Los Reyes del Mando
@Oscar_DLC Oscar De La Cruz

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