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Review: «The Leftovers» – Temporada 3 – Episodio 7

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«The Most Powerful Man in the World» (and His Identical Twin Brother)

El final del anterior episodio sumado a los pocos detalles avanzados y la propia estructura narrativa de la temporada hacían presagiar un final de serie dividido en dos partes, siguiendo  las pautas generales que tan buenos resultados a niveles de impacto y calidad nos dejó el desenlace de la anterior entrega.

Es obvio que las brutales sensaciones a nivel mental y emocional que generó lo que en su día me atreví a calificar aquí como la mejor hora de ficción televisiva de los últimos años es algo imposible de replicar, pero no menos obvia era la certeza de que tarde o temprano regresaríamos al interior del perjudicado subconsciente de Kevin Garvey a lo largo de la presente temporada.

De esta manera, «The Most Powerful Man in the World» (and His Identical Twin Brother) actúa como secuela y también como nueva versión corregida y aumentada del ya mítico «International Assassin» que todos estábamos esperando ver. Los responsables de la serie renuncian en buena parte al factor sorpresa e intentan compensarlo por medio de una revisión más grande en todos los sentidos, más evidente y algo menos ambigua, muchísimo más desquiciada y pasada de vueltas, aderezada con notas de humor surrealista mucho más abundantes. Todo el episodio parece transmitir un mensaje claro por parte de los guionistas: «Como no podemos pillaros otra vez por sorpresa os vamos a dar lo que estáis esperando, pero elevado a la enésima potencia» y realmente lo han conseguido.

Sin más, paso a desgranaros el episodio donde «The Leftovers» vuelve a transgredir todas las normas (incluidas las suyas propias) y se permite entrar en un terreno de absoluta libertad narrativa tan extremo, radical y desproporcionado como deliciosamente estimulante.

Si «International Assassin» dejaba un pequeño margen para la duda en cuanto al componente sobrenatural de la experiencia sensorial de Kevin, «The Most Powerful Man…» se ocupa de erradicarlo por completo desde sus primeros minutos. Sus viajes al «otro lado» no son más que la fantasía de una mente enferma. Un mecanismo mental poténtemente metafórico a través del cual su subconsciente trata de dar solución a los múltiples e intensos conflictos emocionales que no han dejado de consumirle durante buena parte de su vida.

El episodio no deja de recalcar este aspecto a través de una multitud de pequeños detalles encargados de subrayar el altísimo grado de egolatría que impregna la propia fantasía desde sus cimientos. Uno de esos detalles y posiblemente el más sutil y genial es la explicación de su mismo origen: ¿Por qué el rol de asesino internacional? Si recordáis el primer episodio de la temporada, trás el tiroteo con Dean descubrimos en la posterior conversación entre Tom y su padre que, a pesar de una larga carrera como defensor de la ley, Kevin jamás se ha visto en la situación de tener que disparar y matar a alguien. Esto explicaría de manera lógica que en una típica fantasía masculina eligiera de manera subliminal el papel de glamouroso agente secreto con licencia para matar, además de demostrar una vez más que cualquier linea de guión por pequeña e intranscendente que parezca está estudiada al detalle dentro de la serie.

Precisamente es Dean el primero de los fallecidos en actuar como guía de Kevin a través de su onírico viaje. Aprovechando las flexibles y peculiares reglas narrativas de este estilo de episodio en particular, la mayor pesadilla para la raza canina se encarga de encabezar el desfile de cameos que permite a los encargados de la serie ofrecer un estupendo homenaje a los grandes actores que han debido abandonar la serie por motivos obvios, adjudicando una última aportación (y en algunos casos realmente decisiva) a sus memorables personajes.

Las primeras notas del «Coro de los Esclavos Judíos» de la ópera de Giuseppe Verdi «Nabucco» vuelve a utilizarse para dar la bienvenida a Kevin Garvey a su mundo de fantasía, al que llega esta vez con tres claros objetivos: Entregar a Evie Murphy el mensaje de amor de su padre, resolver la duda de Grace sobre la misteriosa desaparición de los zapatos de sus hijos fallecidos y contactar con Christopher Sunday para que le proporcione el último fragmento de canción con el que Kevin Sr. detendrá el diluvio.

Dean se encarga de presentar a Kevin el escenario en el que deberá desenvolverse. En su recuperado rol de asesino internacional, su nueva misión consiste en asesinar al presidente de los Estados Unidos durante su viaje oficial a tierras australianas. Dicho asesinato impedirá que la fase final del complejo plan de los Culpables Remanentes para acabar con la humanidad llegue a buen puerto. El éxito de la misión depende en buena parte de seguir mediante un auricular las indicaciones del control central de la misión y de respetar una única regla: no mirar su reflejo en cualquier espejo o superficie reflectante.

El extraño requerimiento atiende a un único motivo. Cuando Kevin ve su reflejo, su mente se translada de manera automática al cuerpo del presidente, que no es otro que él mismo. Esto muestra de manera clara y evidente que la nueva fantasía no es más que la representación de un conflicto puramente interno en el que se enfrentan dos visiones del mundo radicalmente opuestas y que muestra a Kevin dos caminos entre los que tendrá que elegir para afrontar su vida a partir de este momento: Seguir luchando por intentar pasar página y vivir una vida normal o rendirse a la evidencia y asumir de una vez por todas que el mundo realmente acabó aquel fatídico 14 de Octubre.

Antes de conocer la verdadera finalidad de su misión, Kevin avanza a través de una fantasía que claramente va creando él mismo sobre la marcha. Rápidamente contacta con Evie, encuentra con suma facilidad a los hijos de Grace y, aunque le cuesta un poco más, consigue contactar con un Christopher Sunday convertido en primer ministro de Australia mediante su distorsionada mente. La respuesta de Sunday no es más que la voz de la lógica y el sentido común dentro de la cabeza de Kevin haciéndole ser consciente de lo absurdo que es el plan de su padre y esa misma lógica hace que le resulte imposible encontrar dentro de su mente la respuesta al misterio de los zapatos de los hijos de Grace, pero si todavía a alguien le queda un leve atisbo de duda de que todo ocurra dentro de la trastornada mente de Kevin ahí va otra prueba irrefutable más: El escaner de pene.

Destinado a quedar en el recuerdo como uno de los momentos más surrealistas y sorprendentemente cómicos de la televisión moderna, el disparatado pero efectivo dispositivo de reconocimiento aporta la guinda a toda fantasía masculina que se precie y se convierte en otra demostración (una más) de la soberbia planificación a largo plazo del guión de la serie. El chiste que comenzó en «International Assassin», en otra aparentemente anecdótica escena en la que el guardaespaldas encargado de cachear a Kevin emite un gesto de admiración al llegar a su entrepierna, es rematado de manera gloriosa ocho episodios más tarde. Atención al sonido cuando el pene de Kevin contacta con el dispositivo y a las miradas furtivas de los miembros del servicio secreto. ¿Puestos a fantasear, por qué no añadir a los roles de elegante espía y hombre más poderoso del planeta una tranca descomunal?

Dentro de la ególatra ensoñación no podía faltar tampoco el caracter mesiánico de su misión inculcado por Matt, John y Michael. Kevin actúa como brazo ejecutor del mísmisimo Dios en persona (David Burton para los amigos) con el que tiene vía de comunicación directa y gracias a ello se resuelve uno de los grandes misterios de la pasada temporada y al fin conocemos la frase que el todopoderoso susurró al oido de Kevin en el puente: «Eres el hombre más poderoso del mundo».

Todo el episodio es un nuevo alarde de Lindelof a la hora de mantener al espectador en un estado de permanente estupor mediante pildoras de genialidad absoluta y un talento realmente único y especial a la hora de generar esa agradable y cada vez menos frecuente sensación como espectadores de sentirnos totalmente indefensos y desarmados ante lo imprevisible. Lo caótico y lo deliciosamente extraño van abriéndose camino poco a poco hacia un desenlace donde, no solo aflora la gigantesca carga dramática y emotiva como es habitual, sino que el show se reserva otro genial giro de los acontecimientos recuperando de manera magistral (por segunda vez) al antagonista por excelencia de la serie: Patti Levin y los Culpables Remanentes como concepto.

En un clímax extremadamente drámático y doloroso, cobra sentido el flashback con el que se abre el episodio en el regresamos al breve periodo de tiempo en el que Kevin y Nora fueron felices. El fracaso de su relación supone la rendición absoluta de Kevin ante la vida. Sin Nora no hay esperanza para seguir adelante. Kevin está cansado. Él pierde, Patti gana. No hay familia, no hay hogar al que volver, no queda nada. Los Culpables tenían razón. La batalla se acabó.

Pocos podíamos imaginar que la maravillosa Ann Dowd y su soberbio personaje podrían regresar y darnos otro recital de grandes momentos después de gloriosa despedida, pero sin duda lo consigue. Desde que Kevin pronuncia su nombre y la música se eleva poniendo el vello de punta hasta el majestuoso plano en el que ambos contemplan los misiles acercándose vestidos de blanco impoluto y con las manos manchadas de sangre (que maravilloso hubiese sido que la serie acabara con esa imagen), pasando por su entrada en escena, Patti Levin se reivindica una vez más como uno de los elementos capitales de la serie y vuelve a ser decisiva en la sesión de auto-terapia psicológica en la que de nuevo se acaba convirtiendo el viaje mental y emocional de Kevin a través de su subconsciente.

La tormenta ha pasado y el mundo ha llegado a su fin al menos para Kevin Garvey, aunque no de la manera en que esperaba. Ahora solo queda la pregunta sin respuesta de unos locos desprovistos de sus ilusorias teorías: «¿Y ahora qué?»

Nosotros no tenemos ni idea de la respuesta. Lo único que tenemos que hacer es esperar siete días. Los últimos cabos se atarán, se desvelarán las respuestas a los últimos misterios y llegaremos al final. Sea un final satisfactorio o no para todos, lo que es seguro es que sentiremos el profundo dolor de las despedidas de verdad, de las que son para siempre.

Aprovecho para comentaros que la inmediatez con la que hemos podido ir publicando las reviews trás la emisión de cada episodio hay que agradecersela a los creadores de «The Leftovers» y a HBO España, que nos otorgaron el privilegio de visionar los siete primeros capítulos antes del estreno oficial de la temporada, dándonos tiempo y facilitándonos el trabajo para poder ofreceros el análisis más exhaustivo en el menor tiempo posible. La review del episodio final lógicamente tardará un poco más en llegar ya que no podremos verlo hasta que se estrene de manera oficial, pero haremos lo posible para que la tengáis disponible durante la mañana del próximo lunes.

Agradeciendo de nuevo las continuas muestras de apoyo y cariño hacia las reviews, aquí nos encontraremos para despedirnos de la que han catalogado como «La mejor serie de televisión que menos gente ha visto».

Detalles del episodio:

«The Leftovers» Temporada Final puede seguirse en España a través de HBO España y Movistar Series.

@reyesdelmando Los Reyes del Mando

@Oscar_DLC Oscar De La Cruz

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