Juegos de poder
Poder. Un concepto tan fácilmente asimilable y reconocible como extremadamente abstracto y complejo en su fondo. El poder ha sido recurrentemente utilizado como instrumento narrativo a la hora de abordar los más fascinantes y profundos retratos sobre el ser humano. Inicialmente una herramienta para alcanzar determinado fin, la superioridad ejercida sobre nuestros semejantes o la capacidad de moldear a gusto propio la realidad desde el escalón más alto de cualquier tipo de escalafón social, implica sensaciones equivalentes a la más embriagadora y potente de las drogas y acaba transformándose en un fin en sí mismo que la creciente y desmedida ambición convierte en prácticamente inalcanzable, conduciendo al ser humano hacia sus más altas cotas de corrupción y degración.
Este es el tema central de la tercera incursión hollywoodiense del realizador griego Yorgos Lanthimos, que reproduce de nuevo una fascinación por los mecanismos de la sociedad presente en la práctica totalidad de su filmografía, introduciéndonos en un nuevo microcosmos definido por las relaciones de poder entre sus habitantes.
El poder lo es todo en palacio. Rige por completo los designios y el día a día de todos los que habitan en el interior de sus ornamentados muros hasta el punto de convertirse en un idioma única que vertebra su funcionamiento. Un sistema establecido que Lanthimos explora a tres niveles distintos de profundidad. En el escalón más bajo estarían los hombres, representados como el paradigma de lo básico y elemental rozando la estupidez más absoluta, fruto del aburguesamiento y de la erronea percepción del poder como algo intrínsecamente adquirido y relacionado a su género y estatura social. Solo aparece una excepción dentro del idiotizado y acomodado grupo que representaría un segundo escalón, que es ese político dotado de más ambición y astucia que la media pero cuya visión y terreno de acción están limitados por los márgenes del sistema político. Y en lo más alto de la pirámide, las mujeres.
“La Favorita” no es excepcional ni mucho menos en la época en que vivimos al explorar el empoderamiento femenino, pero lo hace sin atisbo de ánimo panfletario, candidez o paternalismo. En este caso jugaría en liga de “Perdida” a la hora de mostrar tanto la inteligencia, fuerza y determinación de sus personajes femeninos como el reverso más inhumano, oscuro, depravado y perturbadoramente peligroso de su ambiciosa escalada. Aquí las mujeres buscan, atesoran y ejecutan un nivel de poder absolutamente inpensable e inabarcable para cualquiera de los personajes masculinos de la historia. Sencillamente ellas saben ver y llegar muchísimo más allá en un mundo en el que cualquier sentimiento o pulsión puramente humanos únicamente son una debilidad que explotar y manipular.
Emma Stone y Rachel Weisz protagonizan un duelo interpretativo absolutamente delicioso con una Olivia Colman en el vértice del triángulo a la que todo halago o galardón que reciba se quedará corto. Desde dicha relación a tres bandas que vertebra el film hasta la aparentemente cándida e inocente doncella aficiona a las novatadas (un personaje maravilloso que casi pasa desapercibido y merece peli propia), las mujeres de la historia sobrepasan todo tipo de límite y saltan de un lado a otro de la linea, ejerciendo poder y experimentado la humillación de quien lo recibe en una maravillosa representación de las dos caras de la moneda, hasta desembocar en un rotundo y soberbio final sin diálogos.
Todo lo descrito podría generar la impresión de que “La Favorita” es una película de época densa y extramadamente sesuda pero nada más lejos de la realidad. Lo realmente fascinante de la obra es su capacidad para explorar terrenos tan humanamente complejos de la manera más entretenida. Aunque deje sueltos pequeños detalles de su gusto por resultar extraño, probablemente sea la película más sencilla en estructura y la más accesible de la filmografía de su director hasta la fecha. Si dejamos de lado el fastuoso vestuario y su potente estética casi parece una película pequeñita. Con una puesta en escena casi teatral, apenas un único escenario y poquísimos personajes, Lanthimos hace uso de angulares extremos, como si quisiera dejar que nos asomáramos a su microcosmos a través de la mirilla de una puerta. Toda una experiencia cinematográfica que resulta tan estimulante y reflexiva como rabiosamente socarrona y divertida.
“La Favorita” se estrena en España el 18 de Enero.
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