Crítica: «Coco»

Cultura para derribar muros.

Inmerso en una época marcada por las secuelas de sus mayores éxitos, el primer film original de Pixar desde «El Viaje de Arlo» parte de inicio con un importante obstáculo a la hora de presentarse como una propuesta realmente fresca y novedosa. La existencia de la muy reivindicable «El Libro de la Vida» con la que comparte principios conceptuales, estéticos e incluso ciertos resortes narrativos sin duda le resta varios enteros a su capacidad para recibirla como una obra relamente «única», algo que afortunadamente queda como algo anecdótico cuando se descubre la rotundidad y la confianza en sí misma con la que la película asienta sus bases.

«Coco» es Pixar y Disney al cien por cien, apoyádose y resguardándose en todo momento en los conceptos más canónicos, esenciales y de probadísima eficacia de ambas marcas a todo lo que da la maquinaria. Bajo la batuta de Lee Unkrich, responsable de varios de los títulos más redondos de la compañía como «Toy Story 3» o «Buscando a Nemo», la odisea del pequeño Miguel a lo largo de la celebración del Día de Muertos vuelve a destapar el tarro de las esencias en lo que se refiere a perfección estética, ritmo narrativo, construcción de personajes y habilidad para mezclar en su justa medida espectáculo, aventura, comedia y drama. A pocos puede sorprender una nueva exhibición de este tipo de virtudes cinematográficas, pero lo que definitivamente introduce a «Coco» en el grupo de grandes obras de la compañía es su incontestable capacidad emocional, irresistible para un público de cualquier edad.

Con los valores más tradicionales de la marca Disney por bandera, el film se mueve como pez en el agua tratando temas universales como familia, vida, muerte y amor en toda su magnitud y complejidad. A lo largo de una estructura en constante crescendo y envuelta en una belleza visual abrumadoramente barroca y colorida (impresionante de nuevo a la perfección en el detalle de las texturas), la aventura poco a poco va tornandose en una tragedia shakesperiana de grandes proporciones en las que la muerte es retratada de un modo festivo pero sin restarle gravedad y como lanzadera de la más pura celebración de la vida y el amor. Precisamente el concepto de amor y lo inmenso de su complejidad e interpretación da forma al conflicto más interesante que plantea la película. El deseo de sentirse amado como arma de doble filo, tan capaz de hacer brotar lo mejor del ser humano como la más profunda y egoista de las maldades es lo que moldea la confrontación interna del protagonista y consigue revelar a uno de los villanos más dolorosamente humanos de la filmografía de Pixar y Disney, todo ello con la canción principal «Recuerdamé» simbolizando a la perfección dicha dicotomía dependiendo de la interpretación de cada personaje.

Aparte de la virtudes que la convierten en una gran película, es justo alabar a «Coco» como producto perfectamente estudiado y muy oportuno, ya que entre todo lo que pretende ser ante todo es una sincera declaración de amor a México. Un sentido homenaje a su folclore, su música (majestuoso Giacchino con otra banda sonora que demuestra una vez más su versatilidad), sus iconos (desde Frida Khalo a Cantinflas, pasando por Jorge Negrete, El Santo o Pedro Infante), sus tradiciones y, por que no decirlo, sus esterotipos que no ha podido tener mejor recibimiento por parte del pueblo mexicano en pleno comienzo de la era Trump.

La decisión de realizar dos únicos doblajes para su exhibición en todo el mundo (inglés y castellano) con los mismos actores y su estreno anticipado allí el mismo Día de Muertos han convertido a «Coco» en la película más taquillera de todos los tiempos en México, una entusiasta respuesta que bien podría simbolizar un gigantesco y sincero «Gracias» y otra bella demostración de que no hay nada como la cultura para derribar muros de cualquier tipo.

«Coco» se estrena en España el 1 de Diciembre.

@reyesdelmando Los Reyes del Mando
@Oscar_DLC Oscar De La Cruz

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