Crítica: “Rocketman”

Superhéroes del Rock

Si alguien muy despistado o con nula información previa descubre el estreno de una película que relata una historia de orígenes, descubrimiento de habilidades, ascenso, caída y redención titulada “Rocketman”, seguramente pensaría de manera automática en la llegada a la cartelera de un nuevo film de superhéroes.

Obviamente no lo es, aunque no es una reflexión nada descabellada si atendemos exclusivamente a la forma en que Hollywood vende sus películas en la actualidad y a sus pautas de mercado, que en realidad no han cambiado demasiado desde la misma invención del cine. En su visión más puramente comercial, el camino mas rápido hacia el éxito continúa basándose en la observación de los recientes triunfos en taquilla y su posterior intento de réplica en cadena. Siempre será más sencillo vender la misma historia que funciona una y otra vez que crear una completamente nueva de imprevisible resultado, y si algo ha sabido hacer Hollywood es explotar hasta sus últimas consecuencias este tipo de filones que, prolongados debidamente en el tiempo, son capaces incluso de crear nuevos subgéneros, como es el caso de los mencionados superhéroes.

Sería injusto catalogar a “Rocketman” de oportunista puesto que son proyectos desarrollados casi en paralelo pero, aunque las comparaciones son odiosas, resulta inevitable hablar de “Bohemian Rhapsody” por su repercusión y cercanía en el tiempo. De la misma manera, es difícil resistirse a ponerlas frente a frente para comentar sus numerosas diferencias y evidentes similitudes, que llegan incluso a la participación del mismo director en ambas películas, debido al fulminante despido de Bryan Singer de la producción del film sobre Freddie Mercury a causa de un sonado escándalo sexual.

Dexter Fletcher relata la trayectoria de Elton John en forma de musical canónico y utiliza los temas más destacados de la primera parte de su carrera, readaptados como base para los números musicales que actúan como hilo conductor de la trama. Unos números abundantes y generalmente breves que dotan al film de extraordinario dinamismo y fluidez. Si “Bohemian Rhapsody” se dedicaba a recrear las míticas actuaciones de Queen, aquí la intención es completamente distinta. “Rocketman” parece un proyecto a priori diseñado para los escenarios de Broadway al que Fletcher se encarga de transformar en algo puramente cinematográfico con su pericia en la planificación, la puesta en escena, el movimiento de la cámara y el uso de los efectos especiales para dotar de un evocador tono onírico y poético a los mejores momentos del film. De hecho, en ningún momento es posible escuchar la auténtica voz de Elton John en todo el metraje, lo que se convierte en el centro de la interpretación de un enérgico y arrollador Taron Egerton.

El joven actor británico al que vimos debutar en “Kingsman” realiza un despliegue enorme, dejando de lado los aspectos físicos y gestuales en los que Rami Malek basó su transformación en Freddie Mercury para enfocar su esfuerzo en una cercanísima imitación del particular y reconocible tono de voz de Elton John. En este caso, una calva postiza y el espectacular y estrambótico vestuario se encargan de hacer todo el trabajo de recreación física por él.

Pero lo que más llamativo resulta al comparar ambas películas son sin duda los extraordinarios paralelismos en la trayectoria vital y profesional de Elton y Freddie. El descubrimiento de su precoz talento para la música, las dificultades e incomprensión inicial por parte de la industria o el núcleo familiar, la confusión y progresiva aceptación de la homosexualidad, la gestión de la fama y el éxito o la caída en una espiral de drogas y excesos producen una inevitable sensación de asistir al relato de una misma historia, que certifica en buena medida que los tópicos que rodean a las grandes estrellas del rock son al fin y al cabo resultado de una repetición de imperfectos comportamientos marcadamente humanos.

La gran diferencia entre ambas trayectorias es su desenlace, que marca de manera decisiva el tono del relato.

Por suerte, Elton logró parar a tiempo y frenar contra todo pronóstico ese cohete hacia una segura autodestrucción y seguramente por ese motivo “Rocketman” hace gala de un tono más festivo, marcado por un sentido del humor muy británico que mantiene una distancia irónica, resta gravedad y dota de auténtica personalidad al conjunto. Solo hace falta observar el tono paródico, estereotipado y exagerado en las interpretaciones y el retrato de los supuestos “villanos” de la historia o, comparando una vez más con “Bohemian Rhapsody”, la evidente diferencia de tono dramático entre las escenas en que ambos declaran su homosexualidad a sus seres queridos.

El único momento en que “Rocketman” abandona su espíritu festivo y ligero es cuando se ocupa de retratar la bella historia de amistad entre Elton y su inseparable Bernie Taupin. Es la parcela de película en la que Taron Egerton y Jamie Bell muestran más sutilezas interpretativas.

“Rocketman” se revela finalmente como una festiva celebración de la vida y obra de un artista excepcional, dinámica, rabiosamente entretenida y que es inevitable ver con una sonrisa agradecida por el hecho de que una leyenda de este tamaño pueda disfrutar de este homenaje en forma de legado cinematográfico en vida.

Solo con que coseche la mitad del éxito comercial de “Bohemian Rhapsody” será suficiente para que muy probablemente nos encontremos ante un nuevo filón a explotar. Mitos como David Bowie, Michael Jackson, George Michael o Prince esperan a la vuelta de la esquina pidiendo a gritos una película biográfica a la altura de su leyenda.

Es el momento de los superhéroes del rock.

“Rocketman” se estrena en España el 31 de Mayo.

@reyesdelmando Los Reyes del Mando
@Oscar_DLC Oscar De La Cruz

Un comentario en “Crítica: “Rocketman”

Deja un comentario