«Reiniciar el sistema» por Oscar De La Cruz
Los últimos veranos se han convertido en fuente de grande sorpresas televisivas. Cuando las grandes apuestas de las cadenas descansan, aparecen proyectos, en principio algo menos convencionales y más minoritarios, que acaban revelándose como auténticas joyas para paladares selectos. Ocurrió con la maravillosa «The Leftovers» y en mayor medida con «Mr. Robot», que apareció fuera de las cadenas principales sin hacer ruido y rápidamente se convirtió en el nuevo fenómeno cultural del que todo el mundo hablaba.
La ficción creada por Sam Esmail es una nueva demostración de que puede construirse un producto fresco, moderno y rompedor mezclando con sabiduría una buena cantidad de referencias y conceptos ya explotados con anterioridad. El punto de partida de «Mr. Robot», en palabras de su creador, consiste en la voluntad de recrear por primera vez con fidelidad los métodos de trabajo de los hackers y crear una ficción capaz de reflejar el estado anímico de la sociedad actual, fruto de la reciente crisis económica. Buen conocedor de la temática que trata y consciente de los nuevos escenarios donde se libran las batallas del mundo, Esmail ha edificado una ficción sobre la siempre interesante lucha del ciudadano contra el sistema realmente fascinante y rabiosamente actual.
Su primer objetivo está conseguido con creces, ya que la comunidad hacker fue la primera en propagar las bondades sobre la serie en cuanto a la autenticidad con la que muestra los procedimientos, programas y herramientas con los que funciona el gremio. De su irresistible capacidad de fascinación tiene buena culpa su hipnótico estilo visual y narrativo y uno de los episodios pilotos más perfectos que se recuerdan en la historia reciente de la televisión.
Desde ese «Hello, friend» con el que arranca, la serie te coje por las solapas y no te suelta, convirtiéndonos sin posibilidad de resistencia en el amigo imaginario de Elliot Alderson, un joven informático solitario y adicto a la morfina que intenta compensar su total ausencia de habilidades sociales introduciéndose, gracias a su habilidad para burlar sistemas informáticos, en los más ocultos secretos de las vidas digitales de todo aquel que le rodea, convirtiéndose en una especie de hacker justiciero nocturno. Sus extraordinarias habilidades no pasan desapercibidas para Mr. Robot, el enigmático líder de la organización clandestina FSociety, que recluta a Elliot para que lidere un ataque definitivo contra la opresiva corporación que controla a su antojo el sistema económico de todo el país. A partir de ese momento, Esmail despliega una absorbente trama perfectamente adaptada a los tiempos que vivimos. Una actualización de «El Club de la Lucha» a la que homenajea sin ningún tipo de reparo y de la que intenta extraer todo su espíritu provocador e incendiario, siendo muy consciente de que las revoluciones presentes y futuras se hacen a través de unos y ceros en lugar de con bombas.
La novela de Palahniuk convertida en clásico del cine contemporáneo por David Fincher es la influencia que sobresale de manera más notable por encima de otras como «Matrix» (los protagonistas comparten su papel de hackers elegidos para derribar el sistema establecido e incluso similitudes en su apellido Anderson/Alderson) o «American Psycho» (el principal antagonista que intenta prosperar sin escrúpulos dentro del sistema vendría a ser una versión 2.0 de Patrick Bateman, figura icónica del yuppie de los 80/90 adaptada a nuestros días), pero es en la astuta combinación de estos elementos con su particular estética visual y la fascinante complejidad de sus personajes donde la serie se convierte en todo un triunfo.
Únicamente su condición de remake medio encubierto perjudica al show en algún aspecto, como que su gran giro de guión se vea venir a la legua, pero incluso este tipo de inconveniente se queda en nada gracias a esos desencuadres que sitúan a los personajes en una atmósfera especialmente incómoda y opresiva y que se acaban convirtiendo en una de las señas de identidad estética de la serie. También su fría fotografía, el magnífico uso de la música y su gusto por lo onírico hacen especialmente estimulante, inmersivo y adictivo el viaje a través de la potente propuesta de su trama y de la desquiciada mente de su protagonista.
Además de rescatar del olvido a un estupendo Christian Slater, «Mr. Robot» también es todo un logro a la hora de poner a sus complejos personajes en manos de un acertadísimo casting de actores jóvenes prácticamente desconocidos para el gran público. Un elenco que comparte como característica principal una «talla ocular» y una expresividad en sus miradas por encima de la media con Rami Malek como máximo exponente. Malek y esos expresivos globos oculares que casi podrían tocarse si la serie se emitiera en 3D, soporta sobre sus espaldas todo el peso de la narración con una de las interpretaciones más hipnóticas y memorables de los últimos tiempos. Su trabajo actoral es el ingrediente principal para que la receta funcione a la perfección y podamos experimentar junto a él las razonables dudas sobre si la anarquía es el remedio más acertado contra un sistema a todas luces injusto.
La burbuja televisiva en la que nos encontramos parece destinada a no reventar a medio o corto plazo gracias a la aparición de obras destinadas a trascender y permanecer para siempre en al imaginario cultural colectivo y «Mr. Robot» es una de ellas. Imprescindible.
«Mr. Robot» Temporada 1 ya a la venta en Blu-ray y DVD (Universal DVD/Sony Pictures Home Entertainment) y a través de Movistar Series y Yomvi.